lunes, 18 de julio de 2016

NUTRICION MINERAL III



CALCIO
El calcio es un elemento imprescindible para la división celular en las zonas meristemáticas, particularmente en el crecimiento y desarrollo de los ápices de las raíces. Está presente en las células como pectado de calcio, el cual es un constituyente de la lámina media de la pared celular.
El calcio ha sido involucrado en la activación de algunas enzimas como la a-amilasa en el proceso de la germinación. Aunque el calcio estimula la enzima a-amilasa, no toma parte en la acción catalítica de esta enzima.
También se ha demostrado que es un activador de fosfatasas en tubérculos de papa, las cuales catalizan la dismutación de ADP´s para producir ATP y ácido adenílico.

Se le ha dado al calcio, al igual que al potasio, una función químico-coloidal por estar involucrado en el mantenimiento de la turgencia celular.
Síntomas de deficiencia del Calcio
El calcio es relativamente inmóvil y poco soluble y usualmente el elemento no se mueve de las hojas viejas a las hojas jóvenes. Debido a esta inmovilidad, los síntomas de deficiencia se muestran en las partes terminales de la planta, ya sea en las yemas terminales del ápice, en las hojas jóvenes y en los ápices de las raíces.
Los síntomas de deficiencia de calcio pueden ser observados inicialmente en las raíces antes de que aparezcan los primeros síntomas en las partes aéreas. Los ápices de las raíces se cubren de una substancia viscosa o muscilaginosa y se tornan a un color negro. Las plantas empiezan a formar nuevas raíces cerca de la base del tallo.
En los ápices aéreos, la deficiencia de calcio afecta tanto  la yema terminal, la cual termina por morir, como las yemas axilares. Las hojas jóvenes cercanas al ápice se encorvan al principio y mueren finalmente por el ápice y los bordes.
MAGNESIO
El magnesio es necesario en todas las plantas verdes, dado que es el componente central de la molécula de clorofila. Cada molécula de clorofila contiene un átomo de magnesio el cual significa el 2.7% del peso molecular de la clorofila. Del total de magnesio en la planta, menos del 0.1% esta presente en la clorofila; la mayoría de este catión se encuentra unido con ácidos orgánicos y con aniones inorgánicos.
Desempeña también un papel importante en la translocación del fósforo en la planta y posiblemente a consecuencia de esto, se acumula en las semillas de las especies ricas en aceites, pues el aceite va acompañado de una acumulación de lecitina, un lípido que contiene fosfato.
El magnesio es un activador de una gran cantidad de enzimas como son: enolasas, hexoquinasas, pirofosfatasas, carboxilasas, fosfoquinasas, glutamino-sintetasa, succinil-CoA sintetasa, etc,. También es requerido para la descarboxilación oxidativa del ácido pirúvico para formar acetil-CoA.
El magnesio actúa como un elemento de unión para la agregación de las subunidades de los ribosomas, proceso que es necesario para la síntesis de proteínas. Cuando el nivel de magnesio es deficiente, las subunidades ribosomales se disocian y se detiene la síntesis de proteínas. También es requerido por la RNA-polimerasa e incrementa la formación de RNA en el núcleo.
El magnesio puede encontrarse en plantas como elemento estructural o como cofactor enzimático, Su panel estructural es formando parte de la molécula de clorofila, aunque bajo esta forma sólo constituye el 10 por 100 del magnesio presente en las hojas. Como activador enzimático, el magnesio es cofactor de casi todos los enzimas que actúan sobre sustratos fosforilados, por lo que es de una gran importancia en el metabolismo energético.
El magnesio presenta fenómenos de antagonismo con otros iones, fundamentalmente con el calcio y el potasio. Tal antagonismo es tan fuerte que la presencia de uno de ellos en el medio puede provocar deficiencia del otro elemento al impedir su absorción
Síntomas de deficiencia del magnesio.
En contraste con el calcio, el magnesio es muy móvil y puede transladarse de las hojas viejas a las hojas jóvenes en un estado de deficiencia. Por esta razón, cuando existe poco magnesio, las hojas viejas presentan un amarillamiento o clorosis intervenal que puede transformarse en áreas de tejido muerto entre las nervaduras si la deficiencia es muy drástica o suficientemente aguda. En algunas plantas los bordes de las hojas viejas se encorvan con la concavidad hacia arriba.


AZUFRE

Aunque el SO2 atmosférico es tomado y utilizado por las partes aéreas de las plantas, la fuente más importante de azufre son los sulfatos que entran a la planta a través de la raíz. El anión divalente (SO4=) es tomado por las raíces a velocidades relativamente bajas y para el transporte a larga distancia es enviado principalmente al xilema.
Es absorbido por las plantas en forma de sulfato y debe ser reducido antes de poder ser incorporado en componentes orgánicos. Su función más importante es la participación en la estructura de las proteínas formando parte de tos aminoácidos azufrados, cisteína, cistina y metionina.

También forma parte el azufre de compuestos como tiamina, biotina y coenzima A, metabolitos esenciales en el metabolismo de las plantas, ya que actúan como cofactores o coenzimas de varios sistemas enzimáticos. Otra función del azufre se encuentra en los grupos sulfidrilo presentes en muchas enzimas y que en muchos casos son necesarios para su actividad.

El azufre es un constituyente de los aminoácidos cistina, cisteína y metionina. Estos aminoácidos son precursores de otros compuestos que contienen azufre como son las coenzimas, y algunos productos del metabolismo secundario. El azufre forma parte del ácido lipoico, la tiamina pirofosfato y la biotina. Está presente también en los lípidos producidos por ciertas plantas como el aceite de mostaza de las especies de Brassica.
La asimilación del azufre es semejante en varios aspectos al nitrógeno. Por ejemplo, es necesaria una reducción para que el azufre sea incorporado a los aminoácidos, proteínas y coenzimas, en las hojas verdes la ferredoxina es el agente reductor para el sulfato.
A diferencia del nitrógeno, el azufre reducido puede ser oxidado otra vez en las plantas superiores, este proceso es más evidente cuando ocurre la rápida degradación de las proteínas durante la senescencia de las hojas. Durante esta oxidación, el azufre reducido de la cisteína es convertido a sulfato, que es la forma más segura de almacenar el azufre en las plantas.
Síntomas de deficiencia del azufre. 
Las plantas que tienen una deficiencia de azufre, presentan una clorosis muy característica en las hojas jóvenes pues las nervaduras de estas hojas se vuelven de un color claro, casi blanco, contrastando con el color amarillento del resto de la hoja. Los tallos son cortos y endebles y muestran un color amarillo. El crecimiento en general de la planta se muestra lento y raquítico. 
FIERRO
La función del fierro en el metabolismo de la planta, básicamente se debe a la característica facilidad de este elemento para reducirse (Fe3+) y oxidarse (Fe2+). Debido a esta propiedad, el fierro forma parte importante de dos grupos bien definidos de proteínas que contienen fierro: las hemoproteínas y las proteínas fierro-azufre.
Las hemoproteínas mejor conocidas son los citocromos, las cuales contienen un complejo heme fierro-porfirínico como un grupo prostético. Los citocromos son constituyentes de los sistemas redox en los cloroplastos y en las mitocondrias; y como enzima citocromo-oxidasa, participa en el paso terminal de la cadena respiratoria.
Otras enzimas heme son la catalasa y las peroxidasas. La catalasa facilita la dismutación del peróxido de hidrógeno hacia agua y oxígeno de acuerdo a la ecuación:
               
-----------------                                                 H2O2                              H2O +  O2

Las peroxidasas son abundantes en las paredes celulares de la rizodermis y la endodermis en la raíz y existe suficiente evidencia de que las peroxidasas presentes en la rizodermis, juegan un papel muy importante en la regulación de la absorción del fierro.
De las proteínas fierro-azufre, la más importante es la ferredoxina, la cual actúa como un agente de transferencia de electrones en varios procesos metabólicos básicos (NADP+, en fotosíntesis; nitrito reductasa; sulfato reductasa; reducción del N2).
El fierro también está contenido en otras enzimas como es la xantina oxidasa, que actúa en el metabolismo de la purina; la aconitasa, que cataliza la isomerización del citrato al isocitrato en el ciclo de Krebs.
En la biosíntesis de la clorofila también está involucrado el fierro ya que controla la síntesis del ácido  d-aminolevulínico el cual es el precursor de la molécula de clorofila. La incorporación de fierro o magnesio como el átomo central del tetrapirrol permite la formación de coenzimas heme o de Mg-protoporfirina respectivamente.

Síntomas de deficiencia de fierro. 
Los síntomas de deficiencia del fierro se presentan como una clorosis típica, particularmente sobre suelos calizos; no obstante, no todos los suelos calizos inducen este tipo de clorosis. 
Por ser el fierro un elemento pesado y poco soluble, los principales síntomas de deficiencia se presentan en las hojas jóvenes y consisten en una clorosis de la hoja con las nervaduras principales y secundarias de color verde. La deficiencia de fierro también está asociada con una inhibición de la elongación celular, un incremento en el diámetro de la zona apical de la raíz y una abundante formación de pelos radicales. A nivel ultramicroscópico, la deficiencia de fierro se manifiesta en una inhibición del desarrollo del cloroplasto.
Manganeso
La función del manganeso más ampliamente estudiada en las plantas superiores es su papel en la evolución del oxígeno fotosintético. En las reacciones del fotosistema II, la molécula de agua es descompuesta por una deshidrogenasa que es activada por un ion manganeso.
Como producto de esta reacción, un O2 es liberado y los dos átomos de hidrógeno son enviados a la plastoquinona para iniciar el transporte de electrones de fotosíntesis.
Al igual que el fierro y otros metales de grupo de los pesados, el manganeso tiene funciones de activación de numerosas enzimas relacionadas con el metabolismo de los carbohidratos, reacciones de fosforilación y ciclo del ácido tricarboxílico, y conjuntamente con otros metales en la activación de enzimas tales como arginasa, cisteína de sulfhidrasa, desóxido de nucleasa, fosfatasa y glutamil transferasa. El manganeso es requerido solo en pequeñas cantidades y cuando se aplica en grandes cantidades es fuertemente tóxico.
Síntomas de deficiencia de Manganeso. 
El manganeso, al igual que el fierro y otros metales, es relativamente inmóvil por lo que los síntomas de su deficiencia se muestran primero en las hojas jóvenes. Estas hojas presentan una clorosis caracterizada por la aparición de manchas amarillentas y necróticas entre las nervaduras. Aparecen zonas grisáceas cerca de la base de las hojas más tiernas y se vuelven de amarillentas a amarillo naranja.
También provoca lo que se conoce como manchas resinosas de los cítricos, el lunar gris en la avena, la mancha del pantano en el chícharo y la enfermedad de las rayas en caña de azúcar. A nivel celular, ocurre una disminución en el número de cloroplastos o bien una desorganización de los mismos con una baja concentración de clorofila.
COBRE
El cobre es absorbido en forma de ion cúprico (Cu2+) y puede ser absorbido como una sal de un complejo orgánico como el EDTA. El cobre divalente es rápidamente reducido a Cu+, el cual es inestable. En este aspecto el cobre es similar al fierro. La mayoría de las funciones del cobre en la planta estan basadas en su potencial para actuar en las reacciones redox.
El cobre está presente en tres diferentes formas en las proteínas: proteínas azules que no tienen actividad oxidativa y cuya función es de transferencia de un electrón (plastocianina); proteínas no-azules las cuales producen peroxidasas y oxidan monofenoles a difenoles; y proteínas multicobre que contienen al menos cuatro átomos de cobre por molécula y las cuales actúan como oxidasas (oxidasa del ácido ascórbico).
Más del 50% del cobre que se localiza en los cloroplastos está unido a la plastocianina, compuesto que es un componente del transporte de electrones del fotosistema II. Está presente en la citocromo oxidasa y estimula la formación de la vitamina A en las plantas.
Síntomas de deficiencia del Cobre.
En cereales, la deficiencia de cobre provoca una clorosis o    amarillamiento y rizado de la lámina foliar, una limitada producción de espigas y un desarrollo deficiente del grano, además de un amacollamiento indeterminado. En cítricos, ocurre un marchitamiento de los brotes nuevos y el fruto muestra excrecencias de color castaño.

La muerte gradual de los ápices de las plantas seguido por un crecimiento en roseta, ha sido asociada con una deficiencia de cobre. En plantas de maíz deficientes en cobre, las hojas muestran un color verde pálido a amarillo y el ápice de las hojas se torna necrótico y muere. En un nivel bajo de deficiencia de cobre, las hojas jóvenes se secan en el margen cerca de la base de la hoja.
ZINC

El zinc es absorbido como un catión divalente (Zn2+); en un pH alto, probablemente es absorbido como un catión monovalente (ZnOH+). Una alta concentración de otros iones divalentes como Ca2+ inhiben la absorción del zinc. El zinc actúa tanto como un componente metal de enzimas, como un cofactor funcional, estructural o regulatorio de un gran número de enzimas.
Como componente de enzimas, el zinc está contenido en al menos cuatro de ellas: alcohol deshidrogenasa, superóxido Cu-Zn dismutasa, anhidrasa carbónica y la RNA-polimerasa. Como cofactor funcional, el zinc activa enzimas como: aldolasas, deshidrogenasas, isomerasas, transfosforilasas y RNA y DNA-polimerasas.
También el zinc ha sido asociado con la síntesis de proteínas en la planta ya que al presentarse una deficiencia de zinc, la síntesis de proteínas se reduce y se presenta una gran acumulación de aminoácidos y amidas.
Quizás el papel más distintivo del zinc en la planta sea su intervención en el metabolismo de las auxinas. El zinc es requerido para la síntesis del triptofano, el cual es el precursor del ácido indolacético.
Síntomas de deficiencia de Zinc. 
El síntoma más característico de una deficiencia de zinc es la reducción del tamaño de la planta en general, provocado por una reducción de los entrenudos. En la mayoría de las plantas, una falta de zinc provoca un tipo de crecimiento en roseta.
En maíz, aparece una banda amarillo clara en el centro de la hoja a través de la nervadura central, además de la presencia de venas rojizo-purpúreas entre la vena central y el borde de la hoja, principalmente en su mitad inferior.
En los cítricos y en tomate (figura anterior) se presenta una clorosis intervenal irregular; las hojas terminales se achican y estrechan; la formación de yemas frutales se reduce en gran medida; las ramas jóvenes se mueren. En durazno, las hojas jóvenes se arrugan y los bordes se ondulan además de presentarse una clorosis intervenal.
BORO

El boro es absorbido en una o varias de sus formas iónicas, como B4O72-, H2BO3, HBO32-, o BO33-. Se requiere en pequeñísimas cantidades y algunas plantas son muy sensibles a este elemento por lo que cantidades normales para algún cultivo, resultan tóxicas para otros. Participa en el metabolismo de los carbohidratos y facilita el transporte de azúcares formando un complejo permeable boro-azúcar aumentando la permeabilidad de la membrana celular.
Otra función atribuida a este elemento es la inhibición de la formación del almidón por medio de una combinación con la parte activa de la fosforilasa, de esta manera, el boro tiene una función protectora al prevenir la excesiva polimerización de los azúcares en las situaciones de síntesis del azúcar.
El boro es requerido tanto para la división como para la elongación celular y participa en la biosíntesis de la lignina por lo que se considera también juega un papel importante en la diferenciación del xilema.

Síntomas de deficiencia de Boro
El boro es similar al calcio en cuanto a su movilidad y permanece inmóvil en la mayoría de las especies. La sensibilidad a la deficiencia de este elemento varía considerablemente entre las plantas siendo las dicotiledóneas mucho más sensitivas que las monocotiledóneas.


El ápice de la raíz es la primera parte de la planta en exhibir los síntomas de la deficiencia de boro, los cuales muestran una raíz translúcida y a menudo rodeada de una capa muscilaginosa.
Posteriormente a la raíz, son afectadas las yemas terminales de las partes aéreas, las yemas axilares y las yemas florales. Estas estructuras se vuelven amarillentas, luego necróticas y finalmente se desprenden de la planta.
Las hojas jóvenes de la planta a menudo son de un color verde obscuro, esponjosas y malformadas (Figura anterior).
En tabaco, la base de las hojas jóvenes se vuelve necrótica. En tubérculos se presenta el “corazón pardo” caracterizado por manchas obscuras en las partes más gruesas del tubérculo o porque se parten del centro.
MOLIBDENO

El molibdeno es absorbido por las raíces de las plantas como un ion divalente MoO42-. El requerimiento de molibdeno es el más bajo que para cualquiera de los demás nutrientes. Las funciones del molibdeno estan relacionadas con el cambio de valencias como un componente de enzimas. En su estado oxidado existe como Mo (VI) y es reducido a Mo (V) y eventualmente a Mo(IV).
Las enzimas que contienen molibdeno como un cofactor son: xantina oxidasa-deshidrogenasa, aldehido oxidasa, sulfito oxidasa, nitrato reductasa y nitrogenasa. En la enzima nitrato reductasa existen dos átomos de molibdeno y esta enzima cataliza la reducción de nitrato a nitrito por un cambio reversible de valencias. También la molécula de la enzima nitrogenasa contiene dos átomos de molibdeno por lo que el molibdeno está directamente involucrado en la reducción del nitrógeno.
Síntomas de deficiencia de Molibdeno.
 La falta de molibdeno en el suelo provoca la aparición de manchas cloróticas intevenales en las hojas inferiores, seguido de una necrosis marginal y de un repliegue de la hojas. En general las plantas deficientes en molibdeno producen hojas deformes con los márgenes irregulares lo que hace que las hojas estén menos anchas y con una menor área foliar.

En la coliflor, los tejidos foliares se mustian dejando solamente la nervadura central y unos pocos fragmentos del limbo foliar (“punta de látigo”).
ELEMENTOS NO ESENCIALES UTILIZADOS POR LA PLANTA.
Existen elementos minerales que pueden estimular el crecimiento de las plantas pero que no están comprendidos dentro de los criterios de esencialidad mencionados anteriormente. Algunos de ellos resultan esenciales solamente para algunas especies o bajo ciertas condiciones muy especiales. Estos elementos usualmente son definidos como elementos benéficos y aplica a elementos como: sodio, cloro, silicio, cobalto, vanadio, etc.
SODIO
Aunque el sodio es un elemento no esencial, son muchas las plantas que lo utilizan e inclusive, tienen un mejor desarrollo en presencia de sodio utilizable que en su ausencia. En casos como este, el sodio al parecer cumple alguna de las funciones que normalmente realiza el potasio.
Las especies se pueden dividir en cuatro grupos de acuerdo a sus necesidades relativas de sodio en comparación con las de potasio: a) plantas que necesitan sodio para su desarrollo óptimo, b) plantas que se benefician si existe sodio utilizable, c) plantas que toleran la substitución en parte de sodio por potasio y d) plantas que no utilizan el sodio aun cuando exista deficiencia de potasio.
El mecanismo por medio del cual el sodio funciona como un micronutriente en especies C4 como Atriplex vesicaria, Amaranthus tricolor o Kochia childsii no está muy claro ya que ni las enzimas ni el mecanismo completo de la vía C4 se ven afectadas por el sodio.
CLORO
El cloro es absorbido como un anión monovalente (Cl-)  y debido a que es aportado para la planta desde muchas fuentes (lluvia, reservas del suelo, fertilizantes, y contaminación del aire), es más común encontrar situaciones donde el cloro resulta tóxico, que encontrar deficiencias del mismo.
Usualmente el bromo se encuentra, en forma natural, en concentraciones mucho menores que el cloro (el cloro es 1000 veces más abundante que el bromo), pero en forma experimental cuando se aplica en una mayor concentración, puede sustituir al cloro de una manera similar a la que el sodio sustituye al potasio.
La reducción del crecimiento y los síntomas de deficiencia ocasionados por una deficiencia de cloro puede ser restaurada hasta en un 90% por una adecuada fertilización con bromo.
Entre los cultivos que responden a la presencia de este elemento están: tabaco, tomate, lechuga, chícharo, coles, zanahoria, remolacha azucarera, avena, maíz, papa y algodón.

SILICIO

El silicio es el segundo elemento más abundante en la corteza de la tierra. La forma en que se encuentra diluido en el suelo es como ácido monosilícico, Si(OH)4.
Las plantas superiores difieren en forma característica en su capacidad para absorber el silicio, dependiendo de su contenido de SiO2, ellas pueden ser divididas en tres grupos: gramíneas de tierras húmedas, como son el arroz o las “colas de caballo” (Equisetum) con un 10-15%; gramíneas de tierras secas, como la caña de azúcar y la mayoría de los cereales y unas pocas dicotiledóneas, con un 1-3%; y la mayoría de las dicotiledóneas, especialmente las leguminosas, con < 0.5%. En plantas superiores se ha establecido la esencialidad de este elemento para las especies acumuladoras de sílice (especies silicófilas) como Equisetum arvense y ciertas especies de pastos de tierras húmedas.
En ausencia de silicio, se ha observado una considerable disminución en la incorporación de fosfato inorgánico para el ATP, ADP y azúcares fosfatados en caña de azúcar; en las paredes celulares de las raíces de trigo la lignina disminuye, mientras que algunos compuestos fenólicos aumentan.
Bajo condiciones de campo, particularmente en siembras de alta densidad en cereales, el silicio puede estimular el crecimiento y rendimiento indirectamente disminuyendo la competencia por la luz provocando hojas erectas, disminuyendo también la incidencia de enfermedades fungosas y previniendo la toxicidad del fierro y/o manganeso.
Los depósitos de silicio en la capa epidérmica de las hojas es particularmente efectivo para incrementar la resistencia mecánica del tejido a la infección de los mildews y al ataque de los insectos.
COBALTO
El requerimiento de cobalto para la fijación del nitrógeno en las leguminosas y no leguminosas fue establecido desde hace casi 40 años por Ahmed y Evans. Se conoce que Rhizobium y otros microorganismos fijadores de nitrógeno tienen un absoluto requerimiento de cobalto.
El cobalto es el metal componente de la coenzima cobalamina (vitamina B12 y sus derivados), la cual está quelatada a cuatro átomos de nitrógeno en el centro de una estructura porfirínica, similar a la del fierro en la hemina. Se han identificado tres sistemas enzimáticos dependientes de cobalamina en Rhizobium en los cuales el cobalto induce cambios en sus actividades enzimáticas y son responsables de la relación entre el cobalto, la nodulación y fijación de nitrógeno en las leguminosas:
a) metionina sintetasa. Bajo condiciones de deficiencia de cobalto, se presenta  una irregular síntesis de proteínas.
b) ribonucleótido sintetasa. Esta enzima está involucrada en la reducción de ribonucleótidos a desoxirribonucleótidos y de esta manera, en la síntesis del DNA. c) metilmalonil-coenzima A mutasa.
Esta enzima está involucrada en la síntesis de porfirianas de fierro y en la síntesis de la hemoglobina. Bajo condiciones de deficiencia de cobalto, la síntesis de legemoglobina se reduce, lo cual afecta de mayor manera la fijación de nitrógeno.
NIQUEL
El níquel es rápidamente absorbido por la mayoría de las especies cultivadas. Como un catión divalente (Ni2+) compite con otros cationes, incluyendo Ca2+, Mg2+, Fe2+ y Zn2+, sin embargo, altos niveles de níquel en el suelo y en las plantas pueden inducir deficiencias de zinc o fierro y se manifiestan los síntomas característicos de clorosis. Existe evidencia que demuestra que el níquel es el metal de que está compuesta la ureasa, la enzima que cataliza la reacción:
                                           
CO(NH2)2 + H2O                         ------------------------------------  2NH3 + CO2
El níquel no es requerido para la síntesis de la enzima, pero es el componente metal y por lo tanto es esencial para la estructura y funcionamiento de la enzima. El níquel podría ser considerado como esencial para ciertos tipos de nutrición nitrogenada y para algunas familias de plantas.
 SELENIO
El selenio es absorbido por las plantas como selenato (SeO42-) o como selenita (SeO32-). El selenato y el sulfato (SO42-) compiten por los mismos sitios de unión en la membrana celular de las células de la raíz. La absorción y el transporte así como la asimilación del selenato siguen la misma vía que el sulfato y en ocasiones se forman compuestos análogos de selenio de cisteína y metionina llamados selenocisteína y selenometionina.
La ruta de asimilación del selenio es la misma para plantas acumuladoras y no acumuladoras de selenio, y los selenoaminoácidos son incorporados en proteínas las cuales son no funcionales o son mucho menos capaces de funcionar como enzimas comparadas con las correspondientes proteínas que contienen azufre.
 ALUMINIO
Muchas plantas cultivadas son sensibles a altas concentraciones de aluminio y la toxicidad del aluminio en suelos ácidos es un serio problema que ha requerido investigación de Fito mejoramiento para lograr plantas con  tolerancia a concentraciones altas de aluminio.
Existen reportes de investigación que muestran que a bajas concentraciones de este elemento en el suelo o en las soluciones nutritivas puede estimular el crecimiento. Estas concentraciones varían de 0.2 a 0.5 mg/litro en remolacha azucarera, maíz y algunas leguminosas tropicales. En plantas de te, la cual es una de las especies cultivadas más tolerantes al aluminio, la estimulación del crecimiento fue observada a concentraciones tan altas como 27 mg/litro.
También se ha reportado que el aluminio puede servir como un fungicida en ciertos casos de enraizamiento de raíces. Los efectos del aluminio mecionados pueden ser la excepción, ya que lo normal es que el aluminio cause efectos negativos en el crecimiento de las plantas que crecen en suelos de bajo pH.
Factores que afectan la absorción de iones minerales.
Existen factores internos y externos de la planta que afectan la absorción de los iones minerales.
Factores internos.
El factor puramente genético de la especie determina la capacidad de absorción de los distintos iones. Existen algunas especies de plantas que pueden absorber sales y acumularlas en un grado mucho mayor que otras sin que se produzcan efectos tóxicos.
La etapa fenológica de la planta es otro factor interno que determina la absorción de iones. Las plantas absorben la mayor cantidad de nutrientes durante la etapa vegetativa, ya que en el momento de la floración se detiene relativamente la absorción pues la planta está gastando grandes cantidades de energía en dicho proceso de desarrollo. El estado general de sanidad de la planta también influye directamente. Se ha demostrado que una planta enferma posee menos capacidad de absorción de nutrientes.
Factores externos

El pH del suelo

La cantidad o concentración de iones de hidrógeno que tiene la solución del suelo determina la acidez o alcalinidad del mismo. Cuando la concentración de iones de hidrógeno que posea la solución es alta se dice que es ácida, cuando la concentración de H+ es baja se dice que es básica o alcalina.
Para medir esta característica de la solución del suelo se usó el pH, un suelo es neutro cuando el pH es igual a 7, ácido cuando el pH es inferior a 7 y básico cuando es superior a dicho nivel.  En el suelo raramente se llega a un pH inferior a 4 (muy ácido) o al pH 10 (demasiado alcalino). Los suelos agrícolas generalmente tienen un pH entre 6 y 7.5, rango en el que mejor se desarrolla las plantas.
El pH se refiere a la concentración de H+ del complejo absorbente (retenidos en los coloides), es decir que da una medición parcial y no total; los suelos pueden tener el mismo pH pero pueden variar en su contenido total H+ (l del complejo absorbente más el de la solución del suelo) en general en un suelo ácido a medida que aumenta su capacidad de cambio (capacidad de retener los cationes) es mayor su acidez total para un mismo pH de la solución, al disminuir el pH del suelo se frena al desarrollo de muchos microorganismos, disminuyendo las cantidades de elementos nutritivos, asimilables por las plantas y se incrementa de elementos tóxicos que las raíces absorben.
Para corregir la acidez total del suelo, es decir, para aumentar el pH de estos suelos ácidos se procede el “encalado” que es la adición de cal al suelo para sustituir los iones hidrógeno por los iones de calcio, tanto en la solución como en el complejo como un suelo arcilloso tiene, por las características de sus coloides, una mayor capacidad de cambio, necesita que se le añada más calcio que si fuera un suelo arenoso posee una capacidad de cambio menor.

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