miércoles, 13 de julio de 2016

TRANSPORTE EN EL FLOEMA



EL FLOEMA COMO SISTEMA CONDUCTOR



La necesidad de un sistema de transporte a larga distancia para el movimiento de las sustancias orgánicas es consecuencia de la especialización funcional. En los organismos fotosintéticos más primitivos, unicelulares o talófitos, todas las células realizan la fijación fotosintética del carbono, por Lo que los lugares de síntesis y de utilización están muy próximos y el transporte no representa ningún problema.



En las plantas vasculares, por el contrario, los fotoasimilados producidos en las hojas se transportan a otros órganos (frutos, raíces y zonas de almacenamiento) a distancias que oscilan entre unos pocos centímetros y varias decenas de metros. Ni los procesos de difusión, ni el transporte célula a célula permiten mover con eficacia las sustancias a distancias tan considerables.



Por su cuantía, este transporte sólo es posible si los solutos recorren aquellas distancias arrastrados por el agua en el lumen de conductos especializados, al igual que los elementos minerales absorbidos por tas raíces se transportan en sentido acrópeto en los vasos del xilema arrastrados por la corriente transpiratoria, o como la glucosa se distribuye en los organismos animales en el plasma de la sangre.



1. Los experimentos de anillado permitieron establecer que los fotoasimilados se transportan en el floema


Los estudios sobre el transporte de los fotoasimilados se remontan a los experimentos de anillado realizados por M. Malpighi a mediados del siglo XVII. En el tronco y las ramas de las plantas leñosas es factible separar la corteza del leño en la zona del cámbium vascular.



Malpighi comprobó que la eliminación de un anillo de corteza alrededor de la base del tallo no tenía un efecto inmediato en el transporte ascendente de agua en el xilema, por lo que la planta no se marchitaba, y que al mismo tiempo provocaba un hinchamiento característico de la corteza en la región situada inmediatamente por encima del anillado.


En 1928, Masón y MaskelL demostraron que este trata¬miento interrumpe el transporte basípeto de azúcares (fundamentalmente de sacarosa) que tiene lugar en la capa más interna de la corteza, constituida por el floema secundario, lo que provoca la acumulación de carbohidratos por encima de la región anillada y su agotamiento por debajo de ella.

Como Hartig había demostrado que los elementos cribosos forman un conducto celular continuo que, cuando se corta, secreta un fluido con un contenido en azúcares de hasta el 33%, y dado que éstos son numerosos en el floema, se supuso que el transporte tiene lugar en su lumen.

Estas observaciones permitieron establecer la función del floema en el transporte de los azúcares y otras sustancias orgánicas y minerales, y determinar algunas de las características del transporte, tales como:

§   La existencia de un conducto constituido por células vivas;
§   la elevada concentración de azúcares en la solución de transporte;
§   la presión positiva, superior a la atmosférica, a la que se encuentra ese contenido,
§   el sentido basípeto del transporte, opuesto a la corriente transpiratoria, en la base del tallo.

Todos estos aspectos han sido confirmados posteriormente utilizando técnicas más precisas.

2. Las técnicas autorradiográficas demuestran que el transporte se realiza en los elementos cribosos

La función de los tubos cribosos en el transporte de fotoasimilados es una conclusión lógica de los experimentos descritos, pero no queda demostrada de un modo fehaciente y, durante algún tiempo, fue cuestionada por razones anatómicas y ultra estructurales.

El diámetro de los tubos cribosos, que normalmente no supera los 10 um, es considerablemente menor que el de los elementos traqueales o los vasos sanguíneos de los animales, lo que, unido a la presencia de citoplasma, aumenta considerablemente la resistencia al movimiento de los fluidos en su lumen y reduce su capacidad de transporte. Además, en las primeras observaciones ultra estructurales, Las placas cribosas aparecían obturadas por calosa y por diversos componentes citoplasmáticos, lo que resulta incompatible con la función propuesta.

La demostración de que el transporte tiene lugar en el lumen fue posible gracias a la disponibilidad de marcadores radiactivos a partir de la década de los cuarenta, mediante el uso de técnicas autorradiográficas.

Después de la exposición de una hoja durante un breve período a una atmósfera con 14C02, los fotoasimilados marcados que se transportan en el pecíolo o el tallo se inmovilizan mediante congelación rápida (p. ej., sumergiendo el tejido en nitrógeno líquido) y se visualizan incubando secciones ultrafinas del tejido con una capa de emulsión fotográfica.

Si el tiempo transcurrido desde la presentación del 14C02 hasta la fijación es suficientemente corto, la radiactividad se localiza exclusivamente en los elementos cribosos (y en sus células de compañía), lo que demuestra su función como canal de transporte de los fotoasimilados.

Cuando el tiempo de transporte se prolonga, la radiactividad se encuentra también en las células del parénquima próximas a los elementos cribosos. Además de su función en el transporte longitudinal a larga distancia, los elementos cribosos proporcionan fotoasimilados y otras sustancias a los tejidos que los rodean, lo que permite el mantenimiento de sus funciones vitales.


Por último, el sellado de las placas cribosas con proteína y calosa que se apreciaba en las primeras observaciones ultraestructurales, se considera un artefacto provocado por la manipulación de las muestras.

Los elementos cribosos son estructuras muy lábiles y extremadamente sensibles a cualquier manipulación, lo que provoca cambios ultraestructurales muy rápidos con pérdida de su funcionalidad: Esta labilidad hace muy difícil las investigaciones sobre su funcionamiento y la caracterización de su ultraestructura.

No obstante, la mejora de las técnicas de microscopía electrónica ha permitido establecer que, en condiciones naturales, los poros de las placas cribosas habitualmente se encuentran abiertos.

La observación de los tubos cribosos in situ mediante la técnica de microscopía confocal de barrido, que permite observar el transporte in vivo de un colorante apropiado, demuestra que los depósitos de proteína que se encuentran en las placas cribosas no las obstruyen por completo; presentan corredores por los que circula el fluido y permiten el paso del colorante junto con las demás sustancias disueltas.

ESTRUCTURA DEL FLOEMA

La presencia de elementos cribosos es la característica distintiva del floema. Junto a éstos se encuentran, en proporción variable, células parenquimáticas, fibras y, en algunas especies, laticíferos. Sólo los elementos cribosos están directamente implicados en el transporte.

No obstante, algunas células parenquimáticas están estrechamente relacionadas con los elementos cribosos, interviniendo en la regulación de su metabolismo y en la carga de los fotoasimilados.

En el floema de las angiospermas, el canal de transporte es el tubo criboso, serie longitudinal de elementos cribosos unidos por sus paredes terminales, que están profundamente perforadas formando las placas cribosas. Cada una de las células del tubo criboso recibe el nombre de elemento de los tubos.

En el floema primario, el tubo criboso se forma a partir de los elementos del procambium, y su diferenciación procede en sentido acrópeto de modo gradual hasta la inmediata vecindad de los meristemos apicales.

En el floema secundario, los tubos cribosos se originan por la diferenciación simultánea de una serie longitudinal de derivadas fusiformes del cámbium vascular, que se extienden desde el ápice del tallo y las hojas hasta el extremo de la raíz. Los elementos de los tubos tienen entre 100 y 500 pm de longitud y de 5 a 20 pm de espesor.

En las gimnospermas y las pteridófitas, los elementos cribosos, notablemente alargados, no están ordenados en filas. Estos elementos, que reciben el nombre de células cribosas, están interconectados por áreas cribosas en Las paredes laterales adyacentes.


En el sistema axial de la planta (tallos, raíces, pecíolos y pedúnculos), los tubos cribosos se ordenan paralelamente respecto al eje de los órganos. En el floema secundario del tallo de las angiospermas, los tubos cribosos representan entre el 20 y el 80% de la sección transversal del tejido.

En los órganos laterales (hojas y frutos), los tubos cribosos forman con frecuencia un retículo intensamente anastomosado. En las hojas, los tejidos vasculares se asocian a otros tipos celulares, formando las venas, y a menudo están rodeados por una o varias filas de células muy compactas que constituyen la vaina del haz. La distancia intervenal tiene un valor medio de 130 m, lo que facilita el transporte desde las células del mesófilo a los elementos cribosos.

1. La estructura de los elementos cribosos está adaptada para el transporte

Cuando se observan con el microscopio electrónico, los elementos cribosos parecen casi desprovistos de contenido, en marcado contraste con la estructura rica en orgánulos de las células parenquimáticas vecinas. Esta estructura, aparentemente muy simple, es el resultado de un proceso de diferenciación a partir de las derivadas del cámbium que provoca su adaptación para el flujo de una solución en sentido longitudinal.

La diferenciación de esta estructura tiene lugar en una secuencia bien definida. Las derivadas del cámbium tienen un núcleo prominente, abundantes mitocondrias, plastos, ribosomas y dictiosomas, un retículo endoplasmático bien desarrollado y una vacuola claramente distinguible rodeada por el tonoplasto.

El primer signo de diferenciación es la Presencia de plasmodesmos muy destacados en las regiones en que se formarán áreas cribosas. Los poros se forman por ensanchamiento gradual de las punteaduras, que se rellenan transitoriamente con calosa (1-3 glucano), mientras que la pared se engruesa considerablemente debido al depósito de capas ricas en celulosa con propiedades refractivas características (capa nacarada). El tonoplasto se degrada, por lo que la vacuola desaparece.

Los elementos cribosos maduros carecen, pues, de muchas de las estructuras celulares; han perdido la información genética y la capacidad de síntesis de las proteínas.

De pared a menudo engrosada, pero nunca lignificada, tienen plasmalema y conservan mitocondrias modificadas, de cuya funcionalidad se duda, así como plastos de aspecto muy variable y que contienen bien almidón únicamente (plastos tipo S), o proteína, a veces junto con almidón (plastos tipo P) y algo de retículo endoplasmático liso.

Estos orgánulos siempre están situados en posición parietal, quedando anclados en esa posición por unas extensiones de las membranas de unos 7 nm de longitud.

En la mayor parte de las angiospermas se encuentran presentes distintas formas de proteínas estructurales específicas del floema, denominadas proteínas P. Estas proteínas se acumulan durante la ontogenia, y en los tubos maduros se encuentran dispersas en su contenido.

En alrededor del 10% de las especies de dicotiledóneas estudiadas, las formas solubles parecen estar en equilibrio con los agregados fibrilares, bien amorfos o cristalinos (Fabaceae). Aunque existen diferencias entre las proteínas de las distintas especies, en todos los casos parecen actuar como un sistema de inactivación rápida de los elementos cribosos.

Algunas de estas proteínas presentan actividad como hemaglutinina (lectina), por lo que podrían actuar como un sistema de defensa de las plantas. Su presencia no debe de ser esencial para la función de transporte, pues no se encuentran en las gimnospermas ni en ciertas monocotiledóneas.


Una característica distintiva de los elementos cribosos maduros, de la que deriva su nombre, es la presencia de áreas cribosas, regiones con numerosos poros de gran diámetro. Son particularmente prominentes en las paredes transversales de los elementos de los tubos cribosos (placas cribosas) en que los poros, con un diámetro de entre 0.1 y 5 m, ocupan cerca del 50% de la superficie de la pared. Pese a que en algunas preparaciones estos poros se hallan obturados por calosa, hoy se considera que generalmente están despejados, como se indicó anteriormente, permitiendo la continuidad citoplasmática entre los elementos cribosos contiguos.

2. Células parenquimáticas especializadas se asocian a los elementos cribosos

Los elementos de los tubos se asocian normalmente a células parenquimatosas especializadas denominadas células de compañía, que se originan mediante una división longitudinal desigual de las iniciales del cambium, previa a la diferenciación del elemento del tubo.

Estas células, de citoplasma muy denso, abundantes mitocondrias y gran número de orgánulos y estructuras subcelulares, están unidas al elemento  correspondiente por numerosas conexiones plasmodésmicas. 

Estos plasmodesmos presentan un aspecto característico, con un único poro, ensanchado y sin desmotúbulo, en la parte de pared correspondiente al elemento criboso, que está conectado a una cavidad central. De ésta salen varias ramas provistas de desmotúbulo hacia la célula de compañía. Estos plasmodesmos permiten el intercambio rápido y eficaz de sustancias entre las dos células, incluidas las macromoléculas (proteínas y RNAs).

La interdependencia entre ambos tipos de células se refleja en su muerte simultánea, mientras que las células parenquimáticas vecinas sobreviven; por ello, es frecuente considerarlas como un complejo tubo criboso-célula de compañía (TC/CC). Las células de compañía desempeñan funciones metabólicas, como la síntesis de proteínas, que no puede realizar el elemento criboso. Además, es probable que sus numerosas mitocondrias proporcionen ATP a los elementos cribosos.

Las características del complejo TC/CC dependen de la posición en la planta. En las venas menores de las hojas, las '' células de compañía tienen un diámetro notablemente mayor que los tubos cribosos, y se cree que están implicadas en la carga de fotoasimilados. Como se indica a continuación, su estructura y el grado de conexión simplástica con las células parenquimáticas de la vaina presentan diferencias muy acusadas entre especies.

En el tallo, por el contrario, las células de compañía son mucho menores que los elementos del tubo, y el complejo TC/CC está simpáticamente aislado de las células parenquimáticas que lo rodean; las células de compañía están implicadas en la recuperación de parte de la sacarosa que se pierde por las membranas durante el transporte.


Todavía de menor tamaño son las células de compañía en los sumideros. No se han observado células de compañía en los elementos cribosos del protofloema de los ápices caular y radical.



En las gimnospermas, las funciones que hemos descrito para las células de compañía las desempeñan las células albuminosas. A diferencia de las células de compañía, las células albuminosas no proceden de la misma célula madre que los elementos cribosos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario