De
todas las células eucariotas, únicamente las
fotosintéticas presentan cloroplastos. La clorofila es un pigmento
de color verde presente en las plantas, algunas bacterias y células procariotas
que permite llevar a cabo el proceso de fotosíntesis.
Unos orgánulos que usan la energía de la luz para impulsar la formación de ATP y NADPH, compuestos utilizados con posterioridad para el ensamblaje de azúcares
y otros compuestos orgánicos. Al igual que las mitocondrias, cuentan con su
propio ADN y se han originado a
partir bacterias simbióticas intracelulares (Teoría endosimbiótica).
La fotosíntesis es un proceso en virtud del cual los
organismos con clorofila, como las plantas verdes,
las algas y algunas bacterias, capturan energía en forma de luz y la
transforman en energía química.
Prácticamente toda la energía que
consume la vida de la biósfera
terrestre —la zona del
planeta en la cual hay vida— procede de la fotosíntesis.
La
luz se comporta como una onda y como una partícula. Las propiedades de onda de
la luz incluyen la curvatura de la onda cuando pasa de un medio a otro. Las
propiedades de partícula se demuestran mediante el efecto fotoeléctrico.
En el
siglo XIX, con James Clerk Maxwell (1831-1879), se empieza a descifrar la
verdadera identidad de la luz, como parte muy pequeña de un espectro continuo
de radiación, el espectro de radiación
electromagnética. Todas las radiaciones de este espectro se comportan como ondas.
La fotosíntesis se realiza en dos
etapas: una serie de reacciones que dependen de la luz y son independientes de
la temperatura, y otra serie que dependen de la temperatura y son
independientes de la luz.
La velocidad de la primera etapa,
llamada reacción lumínica, aumenta con la intensidad luminosa (dentro de
ciertos límites), pero no con la temperatura. En la segunda etapa, llamada reacción en la oscuridad, la velocidad aumenta con la temperatura
(dentro de ciertos límites), pero no con la intensidad luminosa.
En
las células meristemáticas se encuentran proplastos, que son orgánulos que no
tienen ni membrana interna, ni clorofila, ni ciertos enzimas requeridos para llevar a cabo toda la fotosíntesis.
En angiospermas y gimnospermas el desarrollo de los cloroplastos es
desencadenado por la luz, puesto que bajo iluminación se generan los enzimas en el interior del
proplasto o se extraen del citosol, aparecen los pigmentos encargados de la absorción lumínica y se
producen con gran rapidez las membranas, dando lugar a losgrana y las lamelas del estroma.
A
pesar de que las semillas suelen germinar en el suelo sin luz, los cloroplastos son una clase de orgánulos
que exclusivamente se desarrollan cuando el vástago queda expuesto a la luz.
Si la
semilla germina en ausencia de luz, los proplastos se diferencian en
etioplastos, que albergan una agrupación tubular semicristalina de membrana
llamada cuerpo prolamelar. En vez de clorofila, estosetioplastos tienen un pigmento de
color verde-amarillento que constituye el precursor de la misma: es la
denominada protoclorofila.
Después
de estar por un pequeño intervalo de tiempo expuestos a la luz, los etioplastos
se diferencian transformándose los cuerpos prolamelares en tilacoides y lamelas del estroma, y la protoclorofila, en clorofila.
El
mantenimiento de la estructura de los cloroplastos está directamente vinculada
a la luz, de modo que si en algún momento éstos pasan a estar en penumbra
continuada puede desencadenarse que los cloroplastos vuelvan a convertirse
en etioplastos.
Además,
los cloroplastos pueden convertirse en cromoplastos, como sucede a lo largo del proceso de maduración
de los frutos (proceso reversible en determinadas ocasiones). Asimismo,
los amiloplastos (contenedores de almidón) pueden
transformarse en cloroplastos, hecho que explica el fenómeno por el cual las
raíces adquieren tonos verdosos al estar en contacto con la luz solar.
Los
cloroplastos se distinguen por ser unas estructuras polimorfas de color verde, siendo la coloración que presentan consecuencia
directa de la presencia del pigmento clorofila en su interior. Los cloroplastos
están delimitados por una envoltura formada, en la mayoría de las algas y en
todas las plantas, por dos membranas (externa e interna) llamadas envueltas,
que son ricas engalactolípidos y sulfolípidos, pobres en fosfolípidos, contienen carotenoides y carecen de
clorofila y colesterol.
En
algunas algas, las envueltas están formadas por tres o cuatro membranas, lo que
se considera prueba de que se han originado por procesos de endosimbiosis secundaria o
terciaria. Las envueltas de los cloroplastos regulan el tráfico de sustancias
entre el citosol y el interior de estos orgánulos, son el lugar de biosíntesis de
ácidos grasos, galactolípidos y sulfolípidos y son el lugar de reconocimiento y
que contiene los elementos necesarios para permitir el transporte al interior
de los orgánulos de las proteínas de cloroplastos codificadas en el núcleo
celular.
En las
plantas superiores, la forma que con mayor frecuencia presentan los
cloroplastos es la de disco lenticular, aunque también existen algunos de
aspecto ovoidal o esférico.
Con
respecto a su número, se puede decir que en torno a cuarenta y cincuenta
cloroplastos coexisten, de media, en una célula de una hoja; y existen unos
500.000 cloroplastos por milímetro cuadrado de superficie foliar.
No sucede lo mismo entre
las algas, pues los cloroplastos de éstas no se encuentran tan determinados ni
en número ni en forma. Por ejemplo, en el alga Spirogyra únicamente existen dos cloroplastos con forma
de cinta en espiral, y en el alga Chlamydomonas, sólo hay uno, de grandes dimensiones.
En el
interior y delimitado por la membrana plastidial interna, se ubica una cámara
que alberga un medio interno con un elevado número de componentes (ADN plastidial, circular y de doble hélice, plastorribosomas, enzimas
e inclusiones de granos de almidón y las inclusiones lipídicas); es lo que se
conoce por el nombre de estroma. Inmerso en él se encuentran una gran cantidad
de sáculos denominados tilacoides,cuya cavidad interior se llama lumen o espacio tilacoidal.
En
las membranas de los tilacoides se
ubican los complejos proteínicos y complejos pigmento/proteína encargados de
captar la energía lumínica, llevar a cabo el transporte de electrones y
sintetizar ATP. Los tilacoides pueden
encontrarse como vesículas alargadas repartidos por todo el estroma (tilacoides
del estroma), o bien, pueden tener forma discoidal y encontrarse apilados
originando unos montones, denominados grana (tilacoides de grana).
Función
Ecuación de la fotosíntesis oxigénica, función
característica de los cloroplastos.
La más
importante función realizada por los cloroplastos es la fotosíntesis, proceso
en la que la materia inorgánica es transformada en
materia orgánica (fase oscura) empleando la energía bioquímica (ATP) obtenida por medio de la
energía solar, a través de los pigmentos fotosintéticos y la cadena transportadora de electrones de los tilacoides (fase luminosa).
Otras
vías metabólicas de vital importancia que se realizan en el estroma, son la
biosíntesis de proteínas y la replicación del ADN.
FASE LUMINOS O FOTOQUIMICA
La
energía lumínica que absorbe la clorofila excita a los electrones externos de
la molécula, los cuales pueden pasar a otra molécula adyacente (separación de
cargas), y producen una especie de corriente eléctrica (transporte de
electrones) en el interior del cloroplasto a través de la cadena de
transporte de electrones.
La
energía (procedente de la luz) de los electrones que se transportan es empleada
indirectamente en la síntesis de ATP mediante la fotofosforilación (precisa
transporte de protones desde el estroma al lumen tilacoidal), y directamente en la
síntesis de NADPH (el NADP recibe los electrones procedentes del agua, al final
de la cadena de transporte y se reduce a NADPH).
Ambos
compuestos son necesarios para la siguiente fase o Ciclo de Calvin, donde se
sintetizarán los primeros azúcares que servirán para la producción de sacarosa y almidón. Los electrones que ceden las clorofilas son repuestos mediante la
oxidación del H2O, proceso en el cual se genera el O2 que
las plantas liberan a la atmósfera.
La longitud de onda, es
decir, la distancia entre la cresta de una onda y la cresta de la siguiente, va
desde décimas de nanómetro (1 nm = 10-9 m) en los rayos gamma, hasta
kilómetros (1 km
Cada
tipo de radiación, con su longitud de onda particular, contiene una determinada
energía asociada. Cuanto más larga es la longitud de onda, menor es la energía,
y cuanto más corta es la longitud de onda, mayor es la energía que transporta.
Color
|
Rango de longitud de
onda (nm)
|
Longitud de onda
representativa
|
Frecuencia (hertzios)
|
Energía(KJ/mol)
|
Ultravioleta
|
<400
|
254
|
11.8 x 1014
|
471
|
Violeta
|
400-425
|
410
|
7.31 x 1014
|
292
|
Azul
|
425-490
|
460
|
6.52 x 1014
|
260
|
Verde
|
490-560
|
520
|
5.77 x 1014
|
230
|
Amarillo
|
560-585
|
570
|
5.26 x 1014
|
210
|
Anaranjado
|
585-640
|
620
|
4.84 x 1014
|
193
|
Rojo
|
640-740
|
680
|
4.41 x 1014
|
176
|
Infrarrojo
|
>740
|
1400
|
2.14 x 1014
|
85
|
Dentro del espectro de luz visible, la luz violeta tiene la longitud de onda más
corta y la roja, la más larga. Los rayos violetas más cortos contienen casi el
doble de energía que los rayos más largos de la luz roja.
Las radiaciones con longitudes de onda
menores de 400 nm (como la luz ultravioleta) y mayores de 700 (como las
infrarrojas) pueden tener diversos efectos biológicos, pero no pueden ser
aprovechadas para la fotosíntesis.
De la energía que llega al cloroplasto, sólo
el 40% corresponde a la luz
visible, única radiación fotosintéticamente activa. La luz visible es la
radiación cuya longitud de onda está comprendida entre 400 y 700 nm; es en
apariencia blanca, pero se compone, como demostró Newton, de diferentes
colores, cada
uno correspondiente a un rango de ese intervalo
La Clorofila
Para
que la energía de la luz pueda ser usada por los seres vivos, primero ha de ser
absorbida. Una sustancia que absorbe la luz se denomina pigmento.
Algunos
pigmentos absorben la luz en todas las longitudes de onda y por lo tanto tienen
un color negro. Otros sólo absorben ciertas longitudes de onda y reflejan o
transmiten las longitudes de onda que no absorben.
En las
plantas, los cloroplastos se encuentran presentes en todas las células
clorenquimáticas del mesófilo y de la periferia de los tallos herbáceos. El
cloroplasto está delimitado por dos
membranas (la interna y la
externa) y contiene una matriz interna o estroma. El estroma se encuentra atravesado por
todo el sistema tilacoidal de membranas (o lamelas)
que delimitan otro compartimiento, el lumen o espacio intratilacoidal. Los
agrupamientos de tilacoides apilados forman los grana (pilas de
lamelas granales), mientras que el resto de tilacoides forman las lamelas estromales.
Todos los
tilacoides de un cloroplasto son siempre paralelos entre sí. Así pues, a medida
que los cloroplastos se orientan hacia la luz, los millones de moléculas de
pigmento pueden orientarse simultáneamente para optimizar la recepción, como si
fueran pequeñas antenas electromagnéticas.
La
clorofila, el pigmento que hace que las hojas sean verdes, absorbe la luz en el
espectro violeta y azul y también en el rojo. Puesto que transmite y refleja la
luz verde, su aspecto es verde.
Los diversos grupos de organismos fotosintéticos
usan varios tipos de pigmentos en la fotosíntesis.
La
molécula de clorofila está formada por una cabeza tetrapirrólica con un átomo
de magnesio en su centro, y una cola de fitol (alcohol de cadena larga).
En los
eucariotas fotosintéticos (plantas y algas), la clorofila a es el pigmento implicado directamente
en la transformación de la energía de la luz en energía química.
La
mayor parte de las células fotosintéticas tienen también un segundo tipo de
clorofila, que en las plantas y algas verdes es la clorofila b,
y cantidades de otro grupo de pigmentos llamados carotenoides.
Los
carotenoides, hidrocarburos polímeros del isopreno, pueden ser de dos tipos:
los carotenos (amarillos) y las xantofilas (naranjas).
Hay
también un tercer tipo de pigmento, las ficobilinas, de las que también hay
dos tipos principales: la ficocianina (azul) y la ficoeritrina (roja)
que se presentan también en algunos organismos fotosintéticos.
En una
hoja, estos colores quedan enmascarados por la clorofila, más abundante. Sin
embargo, en algunos tejidos, como el tomate maduro, los colores del carotenoide
pueden dominar cosa que también pasa en otoño con las hojas de caducifolios
cuando dejan de fabricar clorofila.
La
clorofila b, los
carotenoides y las ficobilinas son capaces de absorber la luz a diferentes
longitudes de onda de la clorofila a. Al parecer, pueden hacer pasar la
energía a la clorofila a,
con lo que se incrementa la cantidad de luz disponible para la fotosíntesis.
La
relación entre la fotosíntesis y la presencia de estos pigmentos queda
claramente de manifiesto cuando se compara el espectro de acción de la fotosíntesis (eficiencia
fotosintética frente a longitud de onda) con los espectros de absorción de
las clorofilas. En cambio, ambos espectros coinciden en lo referente a las
longitudes de onda donde la eficiencia fotosintética es más alta y donde la
absorción luminosa de los pigmentos es mayor.
Cuando
un pigmento absorbe luz, los electrones de las moléculas son lanzados a niveles
energéticos superiores.
En la
mayoría de los casos, los electrones vuelven a su estado inicial casi de
inmediato. La energía desprendida cuando regresan al nivel energético puede
emitirse de nuevo en una longitud de onda superior, fenómeno que se conoce como fluorescencia) disiparse en forma de calor (conversión interna), o ser
absorbida por una molécula vecina, que lanza sus electrones a niveles de
energía superiores (transferencia de
excitón por resonancia inductiva).
En
otros casos, sin embargo, la energía absorbida activa una reacción química. La
energía absorbida por el pigmento lanza un electrón de su molécula, que
entonces se oxida. Este electrón de alta energía es captado por otra molécula,
que, por lo tanto, se reduce. Es lo que se llama fotooxidación.
La
posibilidad de que la reacción química se produzca, no sólo depende de la
estructura de un determinado pigmento, sino de su asociación con otras
moléculas vecinas. La clorofila puede convertir la energía de la luz en energía
química, proceso que se inicia con una simple oxidación-reducción, cuando se
halla asociada a determinadas proteínas y englobada en una membrana especializada.
Cuando
una molécula de clorofila absorbe un fotón, pasa a un estado inestable de mayor
energía, denominado estado
excitado, en el que un electrón periférico se desplaza hacia una posición
más externa. Si este electrón pasa a otra molécula (fotooxidación), la
energía se habrá transmitido y la molécula de clorofila permanecerá excitada;
para volver a su estado
fundamental deberá recibir
otro electrón que ocupe el hueco dejado por el primero.
Cuando
coexisten numerosas moléculas de clorofila agrupadas y ordenadas, la energía
absorbida por cualquiera de ellas puede transmitirse por resonancia (transferencia
de excitón) a todo el conjunto, sin que haya transferencia de electrones.
Ambos tipos de transferencia de energía tienen lugar en el proceso de absorción
de luz por los pigmentos fotosintéticos.
Existen
dos variantes de fotofosforilación: acíclica y cícica, según
el tránsito que sigan los electrones a través de los fotosistemas. Las
consecuencias de seguir un tipo u otro estriban principalmente en la producción
o no de NADPH y en la liberación o no de O2.
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