Los organismos que en el curso de la evolución aprendieron a usar
la energía solar y a transformarla en energía química son los llamados
autótrofos, que están representados por bacterias y organismos del Reino
Vegetal.
La fotosíntesis (del griego antiguo fos-fotós, ‘luz’, y sýnthesis, ‘composición’, ‘síntesis’),
La palabra clorofila proviene del griego “χλωρος”
o “chloros” que significa "verde",
y “φύλλον” o “fýlon”
que expresa "hoja", es la conversión de
materia inorgánica en materia orgánica gracias a la energía que aporta la luz.
En
este proceso la energía lumínica se transforma
en energía química estable, siendo
el adenosín trifosfato (ATP) la
primera molécula en la que queda almacenada esta energia química. Con posterioridad,
el ATP se usa para
sintetizar moléculas orgánicas de mayor estabilidad.
Además,
se debe de tener en cuenta que la vida en nuestro planeta se mantiene
fundamentalmente gracias a la fotosíntesis que realizan las algas, en el medio acuático, y las plantas, en el medio terrestre, que tienen
la capacidad de sintetizar materia orgánica (imprescindible para
la constitución de los seres vivos) partiendo de la luz y la materia inorgánica. De hecho, cada año los
organismos fotosintetizadores fijan en forma de materia orgánica en torno a
100 000 millones de toneladas de carbono.
En el griego es donde nos encontramos el
origen etimológico de la palabra que ahora vamos a analizar en profundidad.
Así, nos topamos con el hecho de que fotosíntesis es fruto de la suma de tres
partes definidas: photo, que es
sinónimo de “luz”; syn, que es
equivalente a “con”, y thesis, que puede
definirse como “conclusión o posición”.
La vida en la tierra depende fundamentalmente de la energía solar, la cual es atrapada mediante el proceso
fotosintético, que es responsable de la producción de toda la materia orgánica
(Biomasa) que conocemos. La
materia orgánica comprende los alimentos que consumimos diariamente tanto
nosotros como los animales, los combustibles fósiles (petróleo, gas, gasolina,
carbón); así como la leña, madera, pulpa para papel, inclusive la materia prima
para la fabricación de fibras sintéticas, plásticos, poliéster, etc.
La cantidad de carbono fijado por la fotosíntesis es espectacular,
como lo demuestran las cifras de la producción anual de materia orgánica seca, estimada
en 1,55 x 1011 toneladas, con aproximadamente 60% formada en la tierra, el
resto en océanos y aguas continentales.
En una planta más del 90% de su peso seco está constituido por las
diferentes sustancias y moléculas orgánicas que forman sus estructuras
celulares o que regulan su metabolismo. Las cadenas carbonadas iniciales que se
emplean por las todas las células las proporciona la fotosíntesis
Los orgánulos citoplasmáticos encargados de la realización de la fotosíntesis
son los cloroplastos, unas estructuras polimorfas y de color verde
(esta coloración es debida a la presencia del pigmento clorofila) propias de las células vegetales.
En el
interior de estos orgánulos se halla una cámara que contiene un medio interno
llamado estroma, que alberga diversos componentes, entre los que cabe destacar
enzimas encargadas de la transformación del dióxido de carbono en materia orgánica y
unos sáculos aplastados denominados tilacoides o lamelas, cuya membrana contiene pigmentos fotosintéticos. En
términos medios, una célula foliar tiene entre cincuenta y sesenta cloroplastos
en su interior.
Los
organismos que tienen la capacidad de llevar a cabo la fotosíntesis son
llamados fotoautótrofos (otra nomenclatura posible es la de autótrofos, pero se debe tener en
cuenta que bajo esta denominación también se engloban aquellas bacterias que
realizan la quimiosíntesis) y fijan el CO2 atmosférico.
En la
actualidad se diferencian dos tipos de procesos fotosintéticos, que son
la fotosíntesis oxigénica y la fotosíntesis anoxigénica. La primera de las
modalidades es la propia de las plantas superiores, las algas y las cianobacterias, donde el dador de
electrones es el agua y, como consecuencia, se desprende oxígeno.
Mientras
que la segunda, también conocida con el nombre de fotosíntesis bacteriana, la
realizan las bacterias purpúreas y verdes del azufre, en las que el dador de
electrones es el sulfuro de hidrógeno, y consecuentemente, el
elemento químico liberado no será oxígeno sino azufre, que puede ser acumulado en el interior de la bacteria, o en su
defecto, expulsado al agua.
A
comienzos del año 2009, se publicó un artículo en la revista científica Nature Geoscience en el que científicos norteamericanos daban a conocer el hallazgo de pequeños
cristales de hematita (en el cratón de Pilbara, en el noroeste de Australia), un mineral de hierro datado en el eón Arcaico, reflejando así la existencia de agua rica en
oxígeno y, consecuentemente, de organismos fotosintetizadores capaces de
producirlo.
Según
este estudio y atendiendo a la datación más antigua del cratón, la existencia
de fotosíntesis oxigénica y la oxigenación de la atmósfera y océanos se habría
producido desde hace más de 3.460 millones de años, de lo que se deduciría la
existencia de un número considerable de organismos capaces de llevar a cabo la
fotosíntesis para oxigenar la masa de agua mencionada, aunque sólo fuese de
manera ocasional, si bien la formación biológica de dichos restos está cuestionada.
Desde la Antigua Grecia hasta el siglo XIX
Ya en
la Antigua Grecia, el filósofo Aristóteles propuso una hipótesis que sugería que la
luz solar estaba directamente relacionada con el desarrollo del color verde de
las hojas de las plantas, pero esta idea no trascendió en su época, quedando
relegada a un segundo plano.
Hasta
el siglo XVII siguiendo la tradición aristotélica, se creía que las plantas
absorbían del suelo todo el alimento ya elaborado, sin ninguna participación de
la atmósfera en su nutrición. En 1648, J.B. van Helmont llevó
a cabo un experimento donde intentó demostrar que el incremento en peso de las
plantas se debía exclusivamente al agua absorbida por las mismas.
Aparte de algunas observaciones
enunciadas anteriormente, no es hasta mediados del setecientos que aparece un
cierto interés en el mundo científico por la dinámica vegetal, sobre todo a
raíz de las investigaciones desarrolladas tras el descubrimiento de los
gases.
|
Charles Bonnet, en 1749, es el primero en
interesarse por los fenómenos gaseosos relacionados con los vegetales,
llegando a algunas conclusiones erróneas al creer que el aire que rodeaba las
hojas sumergidas en agua, provenía del exterior.
|
De
hecho, no volvió a ser recuperada hasta el siglo XVII, cuando el considerado padre de la fisiología vegetal, Stephen Hales, hizo mención a la citada
hipótesis aristotélica. Además de retomar este supuesto, el mismo Hales afirmó
que el aire que penetraba por medio de las hojas en los vegetales, era empleado
por éstos como fuente de alimento.
Personajes cuyos estudios fueron clave para el conocimiento de la
fotosíntesis (desde arriba y hacia la derecha): Aristóteles, Stephen Hales, Joseph Priestley, Justus von Liebig y Julius Sachs.
Durante
el siglo XVIII comenzaron a surgir
trabajos que relacionaban los incipientes conocimientos de la química con los de la biología. En la década de 1770, el clérigo inglés Joseph Priestley (a quien se le atribuye el descubrimiento del
O2) estableció la producción de oxígeno por los vegetales reconociendo que el proceso era, de forma
aparente, el inverso de la respiración animal, que consumía tal elemento químico.
Fue
Priestley quien acuñó la expresión de aire de flogisticado para
referirse a aquel que contiene oxígeno y que proviene de los procesos
vegetales, así como también fue él quien descubrió la emisión de dióxido de
carbono por parte de las plantas durante los periodos de penumbra, aunque en
ningún momento logró interpretar estos resultados.
De
este último, que denominó "aire
desflogistizado", destacó su propiedad purificadora del ambiente
indicando que "las plantas lejos de afectar el aire de la misma manera
que la respiración animal, producen los efectos contrarios, y tienden a
conservar la atmósfera dulce y salubre, cuando se vuelve perjudicial a
consecuencia de la vida y de la respiración de los animales o de su muerte y de
su putrefacción".
En el
año 1778, el médico holandés Jan Ingenhousz dirigió numerosos experimentos dedicados al
estudio de la producción de oxígeno por las plantas (muchas veces ayudándose de
un eudiómetro), mientras se encontraba de vacaciones en Inglaterra, para publicar al año siguiente todos aquellos hallazgos que había
realizado durante el transcurso de su investigación en el libro titulado Experiments
upon Vegetables.
En el año 1817, la clorofila fue descubierta
por los químicos Pelletier y Canventou que lograron separar la clorofila de las
hojas de las plantas.
Algunos de sus mayores logros fueron
el descubrimiento de que las plantas, al igual que sucedía con los animales,
viciaban el aire tanto en la luz como en la oscuridad; que cuando los vegetales
eran iluminados con luz solar, la liberación de aire cargado con oxígeno
excedía al que se consumía y la demostración que manifestaba que para que se
produjese el desprendimiento fotosintético de oxígeno se requería de luz solar.
También
concluyó que la fotosíntesis no podía ser llevada a cabo en cualquier parte de
la planta, como en las raíces o en las flores, sino que únicamente se realizaba
en las partes verdes de ésta. Como médico que era, Jan Ingenhousz aplicó sus
nuevos conocimientos al campo de la medicina y del bienestar humano, por lo que
también recomendó sacar a las plantas de las casas durante la noche para
prevenir posibles intoxicaciones.
En la misma línea de los
autores anteriores, Jean Senebier, ginebrino, realiza nuevos experimentos que establecen la necesidad de la luz para
que se produzca la asimilación de dióxido de carbono y el desprendimiento de
oxígeno.
También
establece, que aún en condiciones de iluminación, si no se suministra CO2,
no se registra desprendimiento de oxígeno. J. Senebier sin embargo opinaba, en
contra de las teorías desarrolladas y confirmadas más adelante, que la fuente
de dióxido de carbono para la planta provenía del agua y no del aire.
Otro
autor suizo, Nicolas-Théodore de Saussure, demostraría
experimentalmente que el aumento de biomasa depende de la fijación de dióxido de carbono (que puede ser tomado
directamente del aire por las hojas) y del agua. También realiza estudios sobre
la respiración en plantas y concluye que, junto con la
emisión de dióxido de carbono, hay una pérdida de agua y una generación
de calor. Finalmente, de Saussure
describe la necesidad de la nutrición mineral de las plantas.
El
químico alemán Justus von Liebig, es uno de los grandes promotores tanto del
conocimiento actual sobre química orgánica, como sobre fisiología vegetal, imponiendo el punto de
vista de los organismos como entidades compuestas por productos químicos y la
importancia de las reacciones químicas en los procesos vitales.
Confirma
las teorías expuestas previamente por de Saussure, matizando que si bien la
fuente de carbono procede del CO2 atmosférico, el resto de los
nutrientes proviene del suelo.
La
denominación como clorofila de los pigmentos fotosintéticos fue acuñada por Pelletier y Caventou a comienzos del siglo XIX. Dutrochet, describe la entrada de CO2 en la planta a través de
los estomas y determina que solo
las células que contienen clorofila son productoras de oxígeno. Hugo von Mohl, más tarde, asociaría la
presencia dealmidón con la de clorofila y describiría la estructura de los
estomas.
Sachs, a su vez, relacionó la
presencia de clorofila con cuerpos subcelulares que se pueden alargar y
dividir, así como que la formación de almidón está asociada con la iluminación
y que esta sustancia desaparece en oscuridad o cuando los estomas son ocluidos.
A Sachs se debe la formulación de la ecuación básica de la fotosíntesis:
6 CO2 + 6 H2O
→ C6H12O6 +
6 O2
Andreas
Franz Wilhelm Schimper daría el nombre de cloroplastos a los cuerpos coloreados de Sachs y
describiría los aspectos básicos de su estructura, tal como se podía detectar
con microscopía óptica. En el último tercio del
siglo XIX se sucederían los esfuerzos por establecer las propiedades
físico-químicas de las clorofilas y se comienzan a estudiar los aspectos
ecofisiológicos de la fotosíntesis.
La naturaleza y con el Sol
Hace ya 300 años que el físico inglés Isaac Newton (1642-1727) descompuso la luz
visible en colores haciéndola pasar por un prisma. Haciendo pasar la luz
descompuesta por un segundo prisma, consiguió recombinar los colores,
produciendo luz blanca de nuevo.
La luz blanca se descompone en
diferentes colores (color = longitud de onda) cuando pasa por un prisma La luz
blanca se descompone en diferentes colores (color = longitud de onda) cuando
pasa por un prisma.
Durante
el siglo XVIII comenzaron a surgir
trabajos que relacionaban los incipientes conocimientos de la química con los de la biología. En la década de 1770, el clérigo inglés Joseph Priestley (a quien se le atribuye el descubrimiento del
O2) estableció la producción de oxígeno por los vegetales reconociendo que el proceso era, de forma
aparente, el inverso de la respiración animal, que consumía tal elemento químico.
Fue
Priestley quien acuñó la expresión de aire de flogisticado para
referirse a aquel que contiene oxígeno y que proviene de los procesos
vegetales, así como también fue él quien descubrió la emisión de dióxido de
carbono por parte de las plantas durante los periodos de penumbra, aunque en
ningún momento logró interpretar estos resultados.
De
este último, que denominó "aire
desflogistizado", destacó su propiedad purificadora del ambiente
indicando que "las plantas lejos de afectar el aire de la misma manera
que la respiración animal, producen los efectos contrarios, y tienden a
conservar la atmósfera dulce y salubre, cuando se vuelve perjudicial a
consecuencia de la vida y de la respiración de los animales o de su muerte y de
su putrefacción".
En el
año 1778, el médico holandés Jan Ingenhousz dirigió numerosos experimentos dedicados al
estudio de la producción de oxígeno por las plantas (muchas veces ayudándose de
un eudiómetro), mientras se encontraba de vacaciones en Inglaterra, para publicar al año siguiente todos aquellos hallazgos que había
realizado durante el transcurso de su investigación en el libro titulado Experiments
upon Vegetables.
En el año 1817, la clorofila fue descubierta
por los químicos Pelletier y Canventou que lograron separar la clorofila de las
hojas de las plantas.
Algunos de sus mayores logros fueron
el descubrimiento de que las plantas, al igual que sucedía con los animales,
viciaban el aire tanto en la luz como en la oscuridad; que cuando los vegetales
eran iluminados con luz solar, la liberación de aire cargado con oxígeno
excedía al que se consumía y la demostración que manifestaba que para que se
produjese el desprendimiento fotosintético de oxígeno se requería de luz solar.
También
concluyó que la fotosíntesis no podía ser llevada a cabo en cualquier parte de
la planta, como en las raíces o en las flores, sino que únicamente se realizaba
en las partes verdes de ésta. Como médico que era, Jan Ingenhousz aplicó sus
nuevos conocimientos al campo de la medicina y del bienestar humano, por lo que
también recomendó sacar a las plantas de las casas durante la noche para
prevenir posibles intoxicaciones.
En la misma línea de los
autores anteriores, Jean Senebier, ginebrino, realiza nuevos experimentos que establecen la necesidad de la luz para
que se produzca la asimilación de dióxido de carbono y el desprendimiento de
oxígeno.
También
establece, que aún en condiciones de iluminación, si no se suministra CO2,
no se registra desprendimiento de oxígeno. J. Senebier sin embargo opinaba, en
contra de las teorías desarrolladas y confirmadas más adelante, que la fuente
de dióxido de carbono para la planta provenía del agua y no del aire.
Otro
autor suizo, Nicolas-Théodore de Saussure, demostraría
experimentalmente que el aumento de biomasa depende de la fijación de dióxido de carbono (que puede ser tomado
directamente del aire por las hojas) y del agua. También realiza estudios sobre
la respiración en plantas y concluye que, junto con la
emisión de dióxido de carbono, hay una pérdida de agua y una generación
de calor. Finalmente, de Saussure
describe la necesidad de la nutrición mineral de las plantas.
El
químico alemán Justus von Liebig, es uno de los grandes promotores tanto del
conocimiento actual sobre química orgánica, como sobre fisiología vegetal, imponiendo el punto de
vista de los organismos como entidades compuestas por productos químicos y la
importancia de las reacciones químicas en los procesos vitales.
Confirma
las teorías expuestas previamente por de Saussure, matizando que si bien la
fuente de carbono procede del CO2 atmosférico, el resto de los
nutrientes proviene del suelo.
La
denominación como clorofila de los pigmentos fotosintéticos fue acuñada por Pelletier y Caventou a comienzos del siglo XIX. Dutrochet, describe la entrada de CO2 en la planta a través de
los estomas y determina que solo
las células que contienen clorofila son productoras de oxígeno. Hugo von Mohl, más tarde, asociaría la
presencia dealmidón con la de clorofila y describiría la estructura de los
estomas.
Sachs, a su vez, relacionó la
presencia de clorofila con cuerpos subcelulares que se pueden alargar y
dividir, así como que la formación de almidón está asociada con la iluminación
y que esta sustancia desaparece en oscuridad o cuando los estomas son ocluidos.
A Sachs se debe la formulación de la ecuación básica de la fotosíntesis:
6 CO2 + 6 H2O
→ C6H12O6 +
6 O2
Andreas
Franz Wilhelm Schimper daría el nombre de cloroplastos a los cuerpos coloreados de Sachs y
describiría los aspectos básicos de su estructura, tal como se podía detectar
con microscopía óptica. En el último tercio del
siglo XIX se sucederían los esfuerzos por establecer las propiedades
físico-químicas de las clorofilas y se comienzan a estudiar los aspectos
ecofisiológicos de la fotosíntesis.
La naturaleza y con el Sol
Hace ya 300 años que el físico inglés Isaac Newton (1642-1727) descompuso la luz
visible en colores haciéndola pasar por un prisma. Haciendo pasar la luz
descompuesta por un segundo prisma, consiguió recombinar los colores,
produciendo luz blanca de nuevo.
La luz blanca se descompone en
diferentes colores (color = longitud de onda) cuando pasa por un prisma La luz
blanca se descompone en diferentes colores (color = longitud de onda) cuando
pasa por un prisma.
Siglo XX
En
1905, Frederick Frost Blackman midió la velocidad a
la que se produce la fotosíntesis en diferentes condiciones. En un primer
momento se centró en observar como variaba la tasa de fotosíntesis modificando
la intensidad lumínica, apreciando que cuando la planta era sometida a una luz
tenue cuya intensidad se iba incrementando hasta convertirse en moderada,
aumentaba la tasa fotosintética, pero cuando se alcanzaban intensidades mayores
no se producía un aumento adicional.
Con
posterioridad investigó el efecto combinado de la luz y de la temperatura sobre
la fotosíntesis, de modo que obtuvo los siguientes resultados: si bien, en
condiciones de luz tenue un aumento en la temperatura no tenía repercusión
alguna sobre el proceso fotosintético, cuando la intensidad luz y los grados
aumentaban la tasa de fotosíntesis si que experimentaba una variación positiva.
Finalmente, cuando la temperatura superaba los 30 °C, la fotosíntesis se
ralentizaba hasta que se sobrevenía el cesamiento del proceso.
A consecuencia de los
resultados obtenidos, Blackman planteó que en la fotosíntesis coexistían dos
factores limitantes, que eran la intensidad lumínica y la temperatura.
En
la década de 1920, Cornelius Bernardus van Niel propuso, tras haber
estudiado a las bacterias fotosintéticas del azufre, que el oxígeno liberado en
la fotosíntesis provenía del agua y no del dióxido de carbono, extrayéndose que
el hidrógeno empleado para la síntesis de glucosa procedía de la fotólisis del agua que había sido absorbida por la planta. Pero esta
hipótesis no se confirmó hasta el año 1941, tras las investigaciones realizadas
por Samuel
Ruben y Martin Kamen con agua con oxígeno pesado y una alga verde(Chlorella).
En
1937, Robert Hill logró demostrar que los cloroplastos son
capaces de producir oxígeno en ausencia de dióxido de carbono, siendo este
descubrimiento uno de los primeros indicios de que la fuente de electrones en
las reacciones de la fase clara de la fotosíntesis es el agua. Aunque cabe
destacar que Hill, en su experimento in vitro empleó un aceptor de electrones artificial. De estos
estudios se derivó la conocida con nombre de Reacción de Hill, definida como la
fotorreducción de un aceptor artificial de electrones por los hidrógenos del
agua, con liberación de oxígeno.
No
obstante, existen diferentes tipos de clorofila, la más común es la clorofila
A se encuentra presente en la mayoría de los vegetales y, es la
encargada de absorber la luz durante la fotosíntesis; la clorofila
B se encuentra presente en los cloroplastos de las algas
verdes y plantas terrestres, se encarga de absorber la luz de otra longitud y
transfiere la energía a la clorofila A; la clorofila C está presente en los cloroplastos de
las algas pardas, las diatomeas y los haptófitos y, por último, la clorofila
D se halla
únicamente en las algas rojas y en una cianobacteria conocida como
acaryochloris marina.
La
clorofila cuenta en la estructura de sus moléculas un anillo de porfirina que
contiene magnesio y su función es absorber la luz y, una cadena
hidrófoba de fitol que mantiene la
clorofila incluida en la membrana fotosintética. Debido a su estructura
molecular, la clorofila a través del proceso de fotosíntesis permite convertir
la energía inorgánica (dióxido de carbono y agua) en energía orgánica (hidratos
de carbono) debido a que es el receptor de la energía luminosa en dicho
proceso.
Debido a lo anterior, la clorofila es
de suma importancia para las plantas, algunas algas y bacterias ya que absorbe
las radiaciones de la luz solar necesaria para procesar los productos orgánicos
que permiten el desenvolvimiento de sus actividades vitales.
En
la década de 1940, el químico norteamericano Melvin Calvin inició sus estudios e
investigaciones sobre la fotosíntesis, que le valieron el Premio Nobel de Química de 1961. Gracias a la
aplicación del carbono 14 radioactivo detectó la secuencia de reacciones químicas generadas
por las plantas al transformar dióxido de carbono gaseoso y agua en oxígeno e
hidratos de carbono, lo que en la actualidad se conoce como ciclo de Calvin.
Un
personaje clave en el estudio de la fotosíntesis fue el fisiólogo vegetal
Daniel Arnon. A pesar de que realizó
descubrimientos botánicos de notable importancia (demostró que el vanadio y el molibdeno eran micronutrientes absorbidos
por algas y plantas, respectivamente, y que intervenían en el crecimiento de
las mismas), es principalmente conocido por sus trabajos orientados de cara a
la fotosíntesis.
Fue en
1954, cuando sus colegas y él emplearon componentes de las hojas de las
espinacas para llevar a cabo la fotosíntesis en ausencia total de célulaspara explicar como éstas asimilan el dióxido de carbono y cómo forman
ATP.
En el
año 1982, los químicos alemanes Johann Deisenhofer, Hartmut Michel y Robert Huber analizaron el centro
de reacción fotosintético de la bacteria Rhodopseudomonas viridis,
y para determinar la estructura de los cristales del complejo proteico
utilizaron la cristalografía de rayos X. Sin embargo, esta técnica
resultó excesivamente compleja para estudiar la proteína mencionada y Michel
tuvo que idear un método espacial que permitía la cristalografía de proteínas
de membrana.
Cuando
Michel consiguió las muestras cristalinas perfectas que requería su análisis,
su compañero de investigación desenvolvió los métodos matemáticos para
interpretan el patrón de rayos X obtenido. Aplicando estas ecuaciones, los químicos lograron
identificar la estructura completa del centro de reacción fotosintética,
compuesto por cuatro subunidades de proteínas y de 10 000 átomos.
Por
medio de esta estructura, tuvieron la oportunidad con detalle del proceso de la
fotosíntesis, siendo la primera vez que se concretó la estructura
tridimensional de dicha proteína.
Importancia biológica
de la fotosíntesis
Ecuación propuesta para las plantas
verdes:
CO2 + 2H2O + luz -------------------------- CH2O + H2O
+ O2
La fotosíntesis es seguramente el proceso
bioquímico más importante de la biósfera por varios motivos:
1. La síntesis de materia orgánica a partir de la materia inorgánica se
realiza fundamentalmente mediante la fotosíntesis; luego irá pasando de unos
seres vivos a otros mediante las cadenas tróficas, para ser
transformada en materia propia por los diferentes seres vivos.
2. Produce la transformación de la energía luminosa en
energía química, necesaria y utilizada por los seres vivos.
3. En la fotosíntesis se libera oxígeno, que será utilizado en
la respiración aerobia como oxidante.
4. La fotosíntesis fue causante del cambio producido en la atmósfera primitiva, que era anaerobia y
reductora.
5. De la fotosíntesis depende también la energía almacenada en combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas natural.
6. El equilibrio necesario entre seres autótrofos y heterótrofos no sería posible sin la fotosíntesis.
EL PROCESO
El carbono es parte
fundamental y soporte de los organismos vivos, discurriendo en un ciclo de
energía que fluye a través del ecosistema terrestre.
Mediante la fotosíntesis,
las plantas absorben el dióxido de carbono existente en el aire o el agua, y lo
acumulan en los tejidos vegetales en forma de grasas, proteínas e hidratos de
carbono. Posteriormente, los animales herbívoros se alimentan de estos vegetales, de los que obtienen
energía, para después, siguiendo las cadenas tróficas, transferir esa energía a
los demás niveles (carnívoros que se alimentan de los herbívoros).
Esa energía sigue varios
caminos: por un lado es devuelto a la atmósfera como dióxido de carbono
mediante la respiración; por otro lado se deriva hacia el medio acuático, donde
puede quedar como sedimentos orgánicos, o combinarse con las aguas para
producir carbonatos y bicarbonatos (suponen el 71% de los recursos de carbono
de la Tierra). En su acumulación en las zonas húmedas genera turba, resultado
de una descomposición incompleta, lo que da lugar a la formación de depósitos
de combustibles fósiles como petróleo, carbón y gas natural.
Como ya se dijo, los
océanos contienen el 71% de los recursos de carbono de la Tierra en forma de
carbonatos y bicarbonatos; un 3% en el fitoplancton y la materia orgánica
muerta; otro 3% en los bosques; un 1% se utiliza en la fotosíntesis, y se
encuentra circulando en la atmósfera; el 22% restante permanece fuera del ciclo
en forma de combustibles fósiles y depósitos calizos.
Actualmente, la combustión
de los combustibles fósiles a la vez que se destruyen bosques más rápidamente
que se regeneran, provoca que se incremente el dióxido de carbono emitido a la
atmósfera; el resultado es el conocido efecto invernadero, que podría alterar
el clima mundial en las próximas décadas.
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